El propósito de los seguros de vida es preocuparse del futuro de los seres queridos ante una eventual situación económica adversa. En los momentos más difíciles, este tipo de productos de protección puede convertirse en una de las ayudas principales para muchos hogares.
A diferencia de otros seguros, como el del coche, el de vida es un producto voluntario, por lo que surgen algunas dudas a la hora de su contratación. Una de las preguntas habituales que suele surgir es si realmente es necesario. Además, por un lado, hay quien considera erróneamente que es un producto complejo, asociado a muchas cláusulas y a letra pequeña, y, por otro, quien cree que nunca le va a ocurrir nada malo.
Sin embargo, se trata de un seguro que cobra una especial relevancia en aquellos momentos en los que más se puede necesitar un apoyo económico, en especial, si se ha perdido a un ser querido, protegiendo a sus personas más allegadas ante cualquier incidencia monetaria.
La misión principal de un seguro de vida es la de proteger económicamente a la familia del asegurado en caso de producirse su fallecimiento, o al propio asegurado al que se le ha declarado una invalidez permanente absoluta, de modo que, por ejemplo, se pueda hacer frente al pago de un préstamo, o se logre garantizar el futuro de los hijos con la protección adecuada ante estas complicadas situaciones.